Rosalía Lombardo fue una niña de Sicilia, Italia que falleció en 1920 a la tierna edad de 2 años producto de una neumonía. Sus padres, desesperados y afligidos, no querían despedirse de ella por lo que tomaron una medida que puede parecer escalofriante: decidieron conservar su cuerpo, y por lo tanto, embalsamarla.
El doctor que tuvo el encargo de modificarla, utilizó una técnica tan efectiva que los órganos de la niña aún emiten calor y ella permanece prácticamente intacta.
Esto llamó la atención de un grupo de especialistas, quienes decidieron investigarla en las Catacumbas de los Capuchinos, en Palermo, donde actualmente se encuentra. Pero nunca imaginaron que después de vigilarla con cámaras, se llevaran una terrorífica sorpresa:
La momia abría y cerraba los ojos todos los días.
De acuerdo al diario Crónica, de Argentina, los expertos también hallaron que los procesos a los que el cuerpo de Rosalía fue sometido provocaron que sus órganos -incluido el cerebro- se encontraran casi en perfectas condiciones.
El ataúd donde la niña se encuentra y el clima de Italia también ayudaron a la conservación de sus restos.
El ataúd donde la niña se encuentra y el clima de Italia también ayudaron a la conservación de sus restos.
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