En el Otoño de 1890, aunque todos los vecinos se habían dado la bienvenida para dar la fiesta del pueblo los dos jóvenes del pueblo de Zocar se encontraban solos, un chico de 26 años llamado Pedro cortejaba con una chica de la misma edad llamada MARIA, en medio de la conversación quedaron para verse en un lugar, el barranco de los Lobos. El lugar se conocía por las viejas leyendas que rodeaban ese lugar que se reforzaban por los aullidos y alaridos de los lobos que merodeaban la zona. los jóvenes casi siempre al atardecer se veían en aquel lugar, pero al cabo de unos días María dejó de ir por la zona, Pedro decidió ir a casa de ella, cuando la madre de María abrió la puerta ella le dijo que la chica no podía salir, por que estaba enferma tenia altas fiebres. Pedro volvió a su casa y comento con su madre que era raro que María no se dejara ver y el por que estaba enferma con lo que decidió volver a verla a su casa, tanto insistió en verla que la madre de María accedió a que Pedro viera a María. Ella se encontraba débil y sudorosa, Pedro pregunto que le pasaba, ella explico que el medico le diagnosticó fiebres. Pero ella estaba convencida de que su enfermedad era algo mas.
Tras 2 horas de la visita de pedro la familia de María al que invitaron a Pedro a cenar daban por finalizada la cena. Al acercarse a la media noche Pedro se despidió de Rosa la madre de María, Rosa preocupada por la oscuridad que se cernía en la noche, comento a pedro - Ten cuidado a la vuelta ¿llevas luz?-. A lo que pedro contesto: - Si. no se preocupe Rosa, llevo un farolillo, María volveré pronto a verte-.
La noche era cálida, subido a lomos de su mula al llegar al puente, el joven pudo ver al lado de la carretera una sombra que gemía. Al detenerse distinguió un pequeño perro, Pedro coloco al animal en una de las alforjas que portaba su mula, El joven emprendió su camino deseoso de llegar a casa pero apenas recorrió 10 metros cuando una extraña y potente ráfaga de aire gélido apago el fuego de su farol, dejándolo en una profunda oscuridad nocturna. La mula permanecía inmóvil, Pedro arreaba al animal con el fin de que este diera aunque solo sea un paso, pero este se quedaba igual de quieto como si una pesada carga le hiciera quedarse clavado en el lugar. De repente a pesar de que Pedro intento varias veces volver a encender el farolillo sin éxito, unos gruñidos tremendos empezaron a sonar a su alrededor, Pedro intento comprobar a penas a ciegas si los infernales ruidos provenían de la alforja donde guardo al animal que encontró.
Lo que Pedro pudo comprobar es como aquel pequeño perro de pronto se convirtió en un gigantesco ser, con cabeza de lobo, pero con el cuerpo de un hombre. Las nubes del cielo se abrieron y dejaron aparecer la luna dando visibilidad mayor al joven y entonces pudo comprobar como los ojos de aquel extraño ser emitían un descello blanquecino parecidos a linternas. Entre las grandes mandíbulas del monstruo se distinguía una larga lengua. Pedro desesperado gritó socorro, la bestia se dio media vuelta y echo a correr desapareciendo entre la maleza.
Con el corazón palpitando como si quisiera salirse del pecho, Pedro consiguió que su mula emprendiera el camino a casa de nuevo, cuando llego a su morada, la madre salió a su busca, preocupada por que vio que tenia su farolillo apagado y por lo tarde que le pareció su llegada, la madre de pedro le acompaño al interior y cogio un candil. Cuando la luz se acercaba poco a poco a el rostro de Pedro, la madre escandalizada grito: -Pedro hijo mio, ¡Pero que te han hecho!-. Pedro extrañado por las palabras de su madre se acerco con la tenue luz del candil al cristal de la ventana y cuando vio su reflejo observo que su pelo, estaba completamente blanco, como si la experiencia con aquel ser, le halla envejecido repentinamente. Jamas volvió a ser el mismo, muchos años después en sus últimos alientos de vida, su deseo es que fuera enterrado en un campo cercano a su casa, todo con tal de no volver a cruzar el maldito puente que le cambió la vida.
Esta es la Historia que se recogió en Sorbas, Almería... En Andalucia. Esta no ha sido una leyenda urbana, los habitantes Andaluces así dicen que sucedió y de esta forma Alberto de la Vega se la a contado.
Un saludo del Oscuro Saber.
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